En el pasado siglo, extrapoló de forma abusiva estos términos biológicos al mundo económico, social y político, y dedujo la falsa idea de que la naturaleza legitimaba la opresión de los débiles sociales por parte de los más fuertes. Sólo los más aptos se adaptarían al mercado y a la sociedad, mientras que los demás serían eliminados.
Desde sus posiciones más radicales, los Estados totalitarios del siglo XX justificaron la represión política y el genocidio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario